“SuperSic”, como se conocía a Simoncelli en Italia, ha sido despedido este miércoles 26 de octubre por alrededor de 50.000 seguidores. El cuerpo del campeón de 250cc y futura promesa del motociclismo italiano en la gran cilindrada, descansó durante la jornada del míércoles en una capilla ardiente instalada en su localidad natal, Coriano (Italia).
El piloto italiano perdió la vida en un fatídico accidente en el Gran Premio de Malasya celebrado el pasado 23 de octubre. En él también se vieron implicados Colin Edwards y Valentino Rossi quienes se llevaron por delante al joven piloto cuando este no pudo equilibrar su moto y esta misma le guió al trágico final. Los médicos intentaron reanimarle en la clínica móvil pero, cómo dijo el padre de Simoncelli “tras 10 minutos ya nada se podía hacer por su vida”. Rossi, gran amigo del piloto italiano, estuvo en todo momento cerca del cuerpo de “SuperSic” desde el momento de su fallecimiento.
Simoncelli se caracterizó por ser un piloto de casta. Un tipo guerrero en la pista que no se lo pensaba dos veces a la hora de adelantar a sus rivales, encontrando el hueco, por muy justo que fuera. En muchos de sus adelantamientos se la jugaba en el mismo filo de la navaja, lo que le llevó a sonadas polémicas con diversos pilotos de la parrilla de MotoGP debido a su agresividad. Aun así, nadie podrá negar que Simoncelli era de esos pilotos que sacaban hasta la última gota de jugo de su moto. Con una moto del equipo satélite de Honda, Honda Gresini, claramente inferior a las Honda oficiales del equipo Honda HRC, logró hacer sombra en muchas ocasiones a estas últimas logrando incluso dos poles, una en el Gran Premio de Cataluña y otra en el Gran Premio de Assen en Holanda. En el resto de grandes premios la guerra de Simoncelli estaba siempre presente. Un piloto que en las carreras que terminaban siendo algo aburridas le ponía la nota de emoción intentando esos adelantamientos imposibles. Sin duda, se ha ido un piloto que habría puesto mucho picante al Mundial en las siguientes temporadas.
Si el piloto italiano se caracterizaba por su agresividad e intensidad dentro de la pista, fuera de ella, su alter ego de piloto profesional desaparecía y aparecía una persona simpática, agradable y en muchas ocasiones bromista como afirmaban muchos de los pilotos de MotoGP y se podía comprobar en los innumerables directos y videos de televisión en los que iba apareciendo, siempre con la sonrisa en la cara y un buen gesto para el público. Dentro de la parrilla de la gran cilindrada Simoncelli ha dejado un hueco imposible de reemplazar.
El funeral se celebrará el jueves 27 de octubre y a él acudirán, además de los más íntimos de Simoncelli, personalidades del mundo del motociclismo y del motor.
