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Noviembre 2010: primera temporada de Mourinho, par de empates cosechados, falta de tino de la delantera, aroma a Clásico, buena pinta en Champions, Di María y Özil, sorpresas gratas, Barcelona a ritmo letal (para variar), Messi, Balón de Oro sobre Iniesta y Xavi… sí, todo esto hace un año ya. Un año ya hace del palizón 5-0 en Camp Nou. ¿Y un año después?…

Noviembre 2011: segunda temporada del Mou team, derrota ante Levante y empate a Racing, el Madrid más goleador que se recuerda, aroma a Clásico (de nuevo), Madrid líder (¡a 6 puntos del Barça!), Kaká y Benzemá de vuelta, Ramos de central (sorpresas increíblemente gratas), Barça tambaleante, Messi, Balón de Oro de nuevo (algunas cosas no van a cambiar con facilidad). Sí, así de diferente es esta Liga con respecto a la anterior.

Pero, ¿por qué? A continuación, 5 claves que diferencian a éstos Madrid y Barça de los del año pasado:

  1. Mourinho es mejor en su segundo año: Léase bien. No se dice “los equipos” por una razón clave. José Mourinho de 2010 fue un técnico que llegó al Bernabéu haciendo alharacas, mordiendo, hablando mucho, quizás demasiado. Pues entramos en la 2011/12 y una de las más curiosas sorpresas es que Mourinho ha llegado más comedido, cediendo protagonismo a Karanka cuando siente que puede irse de lengua, hablando bien de los rivales aunque, por supuesto, lanzando de vez en cuando alguna punta al Barça y los árbitros. Algo ha logrado con esto: que se hable del fútbol  de su equipo, y no de él o de la vida de sus jugadores (tema que, por cierto, pasó a ser secreto de Estado).
  2.  Acoplamiento, experiencia y competencia: son tres claves que se han visto en este Real Madrid producto del año pasado. Va un tercio de la temporada y ya el Madrid ha mostrado entenderse a las mil maravillas (basta ver ante Zagreb -la ida- y Ajax, la magnífica contra). Ya la velocidad de CR7 se conectó con el desborde y el centro de Di María, y ambos a la genialidad de Özil, y a ellos el gol de Higuaín. A todo esto, que todos se sienten presionados por sus compañeros. Ninguno (excepto Cristiano, Xabi y Casillas) puede darse el lujo de un partido flojo.
  3.  Recuperación y transformación de figuras: Kaká y Benzemá, la transformación de Lass y Ramos, minutos a Arbeloa y Albiol, CR7 más pasador… sólo faltaría ver a un Di María menos piscinero para corroborar el increíble impacto que ha traído Mourinho en el equipo de La Castellana. Pero vamos por partes: los primeros 2, jugadores que para diciembre pasado se sentían peso muerto en el equipo se ven capaces de jugar en el 11 frente a cualquier equipo, pues han brillado en partidos importantes (Champions es Champions). Luego está Ramos como central, que ofrece salida rápida al equipo y con balón, corpulencia, altura… todas las pocas virtudes que no tiene Carvalho (y muchas de las que sí puede alardear el portugués); Lass es otra cosa. Al francés se le pidió un voto de confianza, se le prometieron minutos, y ha resultado rendir bien como lateral. Buen ojo de Mou para colocarle.
  4.  Fábregas pega en el 11, pero ¿y Villa?: No cabe duda que éste Barça sigue siendo un grande (dudarlo es de tontos), pero si algo cambia en esta temporada es la irregularidad en el 11 de Villa, consecuencia de la presencia de Fábregas. El último ha resultado muy bueno como falso 9 y ha logrado buenos goles, pero (a óptica de quien suscribe) el sabor de banquillo ha traído un efecto negativo al “Guaje”, que se siente nervioso, ansioso y desesperado por anotar, lo cual no solo se traduce en el campo, sino en las declaraciones de prensa.
  5.  El 3-4-3 ¿atrevimiento o viable?: La exagerada calidad en el centro del campo del Barcelona ha llevado a Guardiola hacer partidos con el 3-4-3, haciendo gala de su ataque y confiando que no habría de recibir mucho peligro si eran ellos los de la presión. Pues, a diciembre, se ha visto que el 3-4-3 no ha traído malos resultados, pero no ha traído el exceso de confianza, de presión, de equipo Cruyff que se espera cada vez que se le ve en acción. Sumar a esto los resultados que trae el 4-3-3 habitual ayuda para sacar las propias conclusiones sobre qué sistema va mejor con el Pep Team.
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