Desde dentro. Así se llamarán las historias que os comentemos sobre eventos deportivos a los que hemos podido asistir. El primero de todos tuvo lugar el sábado y no es otro que el clásico que tuvo lugar esta pasada jornada. Queremos acercaros un poco más la intrahistoria de un clásico en el Camp Nou…
Una locura de día. Un viaje de 25 horas de duración, y con esto me refiero a desde que sales hasta que vuelves, no al trayecto en sí, por supuesto. Una visita exprés a una de mis ciudades favoritas como es Barcelona.
Quisimos hacer lo que haría un aficionado primerizo en estas lides, y así seguimos un itinerario de lo más lógico. De la Estación de Sants, andando hasta el Camp Nou, a respirar el ambiente previo de la mañana de partido. Una cosa me llama la atención soberanamente: todas las camisetas de los puestos alrededor del estadio son de Messi. Todas. Entiendo que es el mejor jugador del mundo, pero al menos se podría hacer mención a algún otro de los jugadorazos que tiene el Barça como Iniesta y Xavi, sin ir más lejos.
Así hasta las 12.00, hora en la que el Real Madrid llegaba a la Ciudad Condal y por tanto, teníamos que cubrir su llegada al Hotel Rey Juan Carlos I. Vemos que hay mucha algarabía en los aledaños del hotel por una afición compuesta, principalmente, de chicos de instituto. El dispositivo de los Mossos d’Esquadra impide que la cosa se vaya de madre y que los jugadores tengan que darse un baño de masas. Después tocaría una visita a la Escola del FC Barcelona, ánexa al Mini Estadi, donde se jugaba un partido entre dos conjuntos de la cantera culé. Allí tomé una foto que me encantó, una explicación muy gráfica de la evolución de un canterano barcelonista y lo próxima que tiene la posibilidad de jugar en el primer equipo. Por capas: el campo con los chavales jugando, el Mini Estadi y el Camp Nou, todo en el mismo horizonte.
Pasear por las Ramblas y visitar Canaletas sería la siguiente parada, para seguir viendo el ambiente ahora ya por el centro de la ciudad. Nada que destacar, salvo que según se iba acercando la hora era más fácil ver improperios dirigidos hacia los aficionados del Real Madrid, y salían de personas de los más variopintos rangos de edad: desde niños hasta ancianas. Evidentemente, con unos niveles de grosería u otros. Pero no me malinterpretéis, es algo anecdótico.
Es hora de volver al campo y entrar por el doble control que dispone el FC Barcelona, lo cual me parece estupendo. Pero sí que me gustaría señalaros algo. Como bien sabréis, en el Camp Nou está prohibido fumar, algo que no es así en el resto de campos de fútbol de la Liga BBVA. Para asegurarse del cumplimiento de esa norma, lo que hacen es tirar los mecheros a la basura. Da igual que tengas tabaco o no. Entiendo la medida de seguridad teniendo en cuenta que suelen volar con bastante asiduidad, pero ¿realmente es necesario incriminar hasta de cometer el delito? La gente no tiene porque perder sus bienes (aunque sea algo tan irrisorio como un mechero, imaginaros que pueda tener valor sentimental…) para asegurarse de una norma, me parece excesivo.
Pude ver el bonito mosaico que tenían preparado los aficionados del Barça. En la foto no podréis verlo, pero sobre el graderío principal se podía leer “Som i Serem” (somos y seremos), lo que no sé es si se refieren a ser “mes que un club” (está justo debajo) o si es el hecho de ser el mejor equipo del mundo. Pitada monumental al Madrid y empieza el partido.
Comienzan fuerte los aficionados culés pero en el minuto 16 el accidentado gol de Khedira les congela. Su peor pesadilla tomaba cuerpo, pero queda mucho partido para poder remontarlo. El gol hizo daño a los de Guardiola que no se terminaban de recomponer, sobre todo gracias al ejercicio defensivo de Sergio Ramos y Pepe, y el buen hacer además de Khedira y Xabi Alonso a la hora de cubrir a Messi, fuente del fútbol blaugrana y más ahora que Xavi está en una acuciante baja forma. Arbeloa cerraba el círculo cubriendo a Iniesta.
No se cansaban los aficionados barcelonistas, pero el equipo salvo alguna ocasión puntual (y otra de Cristiano Ronaldo por el lado contrario) no carburaba. Así que llegamos al descanso sin pena ni gloria pero con el equipo de Mourinho por encima en el marcador. Lluvía durante el descanso y la mayoría del público se mete dentro del estadio a resguardarse de las inclemencias del tiempo. Seguiría lloviendo hasta por lo menos los 10 primeros minutos de la segunda parte.
Estos “aspersores” improvisados le dieron un nuevo aire a los blaugranas, que empezaron a atacar con más sentido, y Pep dio entrada a Alexis, un cambio inteligente, pues el chileno hace mucho daño a la defensa blanca además de que así ya no sólo pueden centrar sus esfuerzos en las carreras de Messi. Y da su fruto, tanto que es el propio Alexis Sánchez quien metería el empate en otra jugada bastante accidenteda. Se desata la locura entre los aficionados culés. Pero duró poco, ya que a los dos minutos, Cristiano Ronaldo recibiría un precioso pase de Özil y embocaría a gol, adelantando de nuevo así a los blancos. Al Barça le tocaba atacar con todo y al Madrid apretar los dientes. La tensión en la grada también era palpable y había insultos por todas partes dirigidos hacia el graderío donde se sientan los aficionados del Real Madrid (muchos menos de los 600 que dice la prensa).
Entre que unos no estaban especialmente inspirados y los otros estaban muy serios en su papel defensivo, lo que restó de partido (20 minutos) fue un ejercicio fútil de ataque blaugrana y alguna que otra embestida madridista muy mal estructurada. Y con estas llegamos al final del partido, con el Madrid con otro récord más en la buchaca (ya son 109 goles) y Cristiano Ronaldo igual (42 goles ya). Un partido muy madura del Real Madrid, pero eso sí, nada vistoso. Ni de unos ni de otros.
Fue un partido, que, independiente del resultado me alegré de poder disfrutar desde una perspectiva de campo y sin duda me llevo el recuerdo de un Camp Nou engalanado para la ocasión y de un enfrentamiento total entre los dos mejores equipos del mundo.
Si se vuelven a enfrentar este año… ¡Que gane el mejor!
