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Dani Bolos

¿Qué es el fútbol? ¿Por qué es un deporte que mueve a millones de aficionados? ¿Qué es lo que hace que provoque esa tensión tan característica en los momentos previos de las grandes citas? ¿Por qué nos llega casi a hipnotizar? Las respuestas a estas preguntas y a muchas más, siempre encuentran su lugar en los grandes momentos del fútbol, en esos eventos y en esos partidos en los que la magia de este deporte sale a relucir y paraliza el tiempo. La final de la Champions League de esta noche entre dos titanes del fútbol europeo como son el Bayern de Munich y el Chelsea, es uno de esos momentos esperados por los aficionados de este deporte que hacen aun más grande esta disciplina.

En los momentos previos a una gran final como la de hoy es donde se vive la realidad del fútbol. El estadio, el escenario en el cual se va a disputar el partido, en este caso el  Allianz Arena de Munich, es el lugar en el cual la ilusión, la esperanza y las ganas de 11 hombres, se enfrantarán contra la misma fuerza opuesta de otros 11 hombres dentro de una batalla en la cual, el victorioso, se llevará el trofeo más preciado y el reconocimiento de la Historia de este deporte. Antes de esta lucha de voluntades, el estadio permanece en silencio, solitario, con sus gradas vacías, esperando a que la tensión, la emoción y los nervios de las dos hinchadas, inunden cada uno de sus rincones y hagan despertar a la “bestia” en forma de cánticos, de ruidoso y emocionante griterío, extrapolando las voluntades de los jugadores a los aficionados que ocupan las gradas. Una simbiosis genial que engrandece a este deporte.

Los aficionados viven esta previa con una mezcla de sentimientos encontrados. Por momentos llegan oleadas de optimismo, se imaginan en la mejor de las situaciones. Ven a su equipo vencedor, sienten el sabor de la gloria y se observan triunfantes. En otras ocasiones les llega el pesimismo en forma de temor, la angustia de pensar del que será tras una derrota en el campo. Las dudas les invaden. Esta batalla de sentimientos y emociones en el cuerpo de cada hincha intentan apaciguarse, intentan olvidarse haciendo piña con los demás aficionados. Comienza la fiesta de saberse en la final. De que el día ya ha llegado. Comienza una precelebración inundada por los cánticos, por la simpatía hacia el mismo, por el respeto hacia el rival. Esta sensación de nerviosismo, de tensión, de ansiedad es lo que provoca que el día de una gran final sea aun más grande. Sea diferente a cualquier otro partido jugado en toda la temporada. Es el momento de la fiesta del fútbol.

Los protagonistas de este gran momento, los jugadores y sus cuerpos técnicos, viven este día con más tensión incluso que los aficionados, pero con la suficiente concentración como para no llegar ni a los grados de optimismo de la hinchada, ni a los grados de pesimismo. En esta jornada, cada jugador intenta pasar las horas previas como mejor puede de manera que la excesiva tensión, la ansiedad o los nervios, no salgan a relucir de manera intensa. El intento de relajación en estos momentos previos, en los que ellos van a ser los protagonistas, es parte esencial de cara al partido. Es duro, pero todo el trabajo realizado durante toda la temporada en una competición se juega a cara o cruz en un partido. Es un momento en el que un equipo puede echar todo por la borda o pasar a formar parte de la Historia de los grandes de este deporte. Estos partidos convierten a equipos en héroes o a conjuntos en villanos. El fútbol, en eventos así, no distingue entre la bondad y la maldad, simplemente juzga. Y es otra de las cosas grandes de este deporte. No sitúa nunca a nadie mejor que a nadie. Simplemente deja que cada equipo realice las acciones oportunas en forma de jugadas, decisiones, tácticas, alineaciones y ya luego él se encargará de juzgarlo. El momento ha llegado y ya no hay excusas. Es el momento para demostrar todo lo luchado y el por qué es ha llegado hasta donde se ha llegado.

En la gran final de hoy, esos protagonistas van a ser el Chelsea y el Bayern de Munich y las aficiones, esos que acompañan al equipo a cada partido, en cada situación y que esta noche los van a arropar y a jugar con ellos en el campo desde las grandas, serán “los blues” por parte de los londinense y “los bávaros”  por parte de los muniqueses. Ambas hinchadas esperan que el trabajo realizado por cada uno de los equipos den el fruto deseado en el resultado final del encuentro. Al igual que ellas, los comandantes de cada conjunto, Di Matteo en el Chelsea y Heynckes en el Bayern, esperan que lo planteado sobre el terreno de juego tenga su función y de esta manera obtener la recompensa deseada. Mientras, el aficionado al fútbol buscará encontrarse un partido que le haga recordar porque ama tanto a este deporte, porque le apasiona cada vez que lo observa y porque le sorprende a cada encuentro. El momento y el día señalados ya han llegado, la hora, las 20.45. ¡Qué empiece el show y suerte para los dos equipos!

 

 

 

Categorías: Champions

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