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Dani Bolos

SergioRamos

El Real Madrid caía anoche nuevamente en las semifinales de la Champions, una fase a la cual los merengues han llegado en las temporadas con Mourinho pero en la cual el Barça primeramente, el Bayern después y ahora el Dortmund, les han quitado las ilusiones de llegar a la final de la competición para lograr la ansiada décima. En estas semifinales al Real Madrid le ha faltado fútbol, actitud y un toque de épica necesarios para disputar de tú a tú un partido de tal nivel.

La Champions League es una competición en la cual las sorpresas están aseguradas. Mismamente, la temporada pasada, nadie daba un duro por el Chelsea de Di Matteo y finalmente el equipo inglés liderado por el técnico italo-suizo calló las bocas de todo el continente y de la prensa tras alzarse con el trofeo al final de la competición.

En esta ocasión, en cuanto se supieron los enfrentamientos de las semifinales, la prensa española ya empezó a vender la moto de que los enfrentamientos que había impuesto el azar iban a ser “facilones” para los equipos españoles. Muchos periodistas ya veían una final española en Wembley pero la realidad del fútbol demostró que el deporte rey no hace previsiones ni pronósticos y sólo se basa en lo que acontece en el terreno de juego y en el caso de esta semifinal entre el Real Madrid y el Dortmund el claro vencedor es el equipo alemán.

Al equipo liderado por Mourinho, le pese a quien le pese, le faltó actitud, ganas y fútbol para llevarse la semifinal en el bolsillo. En el partido de ida, un Real Madrid totalmente desdibujado, sin una referencia clave en el medio del campo, con un Xabi Alonso perdido y un Khedira errático, fue manejado a su antojo por el Dortmund con una táctica sobresaliente de Klopp. El técnico alemán supo plantar a su equipo de forma extraordinaria en el terreno de juego, manteniendo bien las líneas, presionando intensamente y sin dejar al rival respirar, y suprimiendo con gran acierto a estrellas merengues como Cristiano Ronaldo. Con este planteamiento y sabiendo aprovechar la genialidad de Gotze arriba; el descaro, velocidad y verticalidad de Reus; la potencia de Blaszczykowski y el hambre, la técnica y sutileza de un auténtico killer como es Lewandowski, el Dortmund supo plantarse impresionantemente en el partido y ganarle la partida al Real Madrid.

Por su parte, el Real Madrid, demostró una falta de concentración total para un partido de esta entidad y pecó de confianza. El mismo Pepe declaraba tras este primer encuentro que “pensaban que el partido iba a ser más fácil”. Y he aquí el primer fallo. En una competición tan dura como es la Champions no se puede pecar de favoritos ni nada por el estilo. El Real Madrid tenía además la referencia de los encuentros disputados ante el Dortmund la misma temporada en la fase clasificatoria en la cual los alemanes ganaron a los blancos por 2-1 en la ida y lograron un jugoso empate a 2 en el Bernabeu de vuelta, por lo que no tenían motivo alguno para pensar que esta semifinal iba a ser un camino de rosas. Con esta guisa saltaron al terreno de juego sin la intensidad necesaria para disputar un partido de estas características. Un equipo comienza a ser sólido desde la defensa al mediocampo y fueron dos cosas que resultaron bastante erráticas para el Real Madrid en el partido de ida, con fallos defensivos enormes y una falta de creación de fútbol en el centro del campo bastante acusada y evidente. El resultado posterior, ya lo conocemos, la hecatombe y el desastre en el partido de ida reflejado en un abultado 4-1.

Tras este encuentro al Real Madrid no le quedaba otro camino que aferrarse a la épica, invocarla y soñar con dar la vuelta a la eliminatoria en el Santiago Bernabeu. El equipo blanco ha sido protagonista a lo largo de la historia de grandes remontadas como aquella vez que logró dar la vuelta a un resultado adverso frente al Derby Count (4-1 en la ida) y que los blancos en el Bernabeu lograron llevarse la semifinal al bolsillo tras golear por 5-1. Pero el fútbol de aquellos años era otro fútbol. Otra forma de jugar y otra forma de competir. No hay más que darse una vuelta por un museo de fútbol para comprobar que los jugadores de aquellos tiempos, sin gomina, ni tatuajes, ni depilaciones varias. Jugadores rudos, de pelo en pecho, agresivos, luchadores y con gran determinación, más próximos a los héroes que a los mortales, si tenían más papeletas de ser protagonistas de noches épicas.

Y los héroes no se invocan, los héroes aparecen en el campo con una actitud y con una fé sobredimensionadas al máximo exponente. Sin embargo ambas cuestiones no visitaron en el partido de vuelta a los jugadores blancos. El Real Madrid salió con la esperanza de dar la vuelta al marcador. En los primeros 15 minutos de partido la intensidad la puso el Real Madrid mientras los alemanes intentaban achicar espacios. Incluso la lesión de una de las estrellas alemanas, Gotze, parecía dar más alas al Real Madrid que tuvo en las botas de Higuaín y de Cristiano Ronaldo la posibilidad de abrir la lata en los primeros 15 minutos y hacer soñar con la remontada. Pero esa intensidad de los primeros 15 minutos se fue desvaneciendo y ya en el ecuador y recta final de la primera parte. El Real Madrid casi no creaba ocasiones de peligro, el centro del campo no generaba juego e intentaban sorprender al rival mediante balones largos y por arriba, algo sencillo de interceptar para los alemanes, los cuales no se caracterizan por ser bajitos precisamente.

La segunda parte fue prácticamente similar al primer tiempo en su principio, un Real Madrid metiendo más intensidad en los primeros compases pero con nada de efectividad arriba. Un Dortmund bien asentado en el campo que, con un resultado muy a favor, sabía bien lo que hacer, aprovechar algún contragolpe para poner la guinda al pastel y a punto estuvieron de dejar mudo al Bernabeu con dos clarísimas ocasiones de gol, una por parte de Gündogan que paró excepcionalmente Diego López (volvió a ser uno de los hombres claves del partido como sucedió en la ida) y un potentísimo disparo de Lewandowski que el larguero repelió.

Ni con estos avisos Mourinho fue capaz de cambiar la formación y la táctica en el terreno de juego. El portugués dio entrada a Kaká por Coentrao. En ese preciso momento pensé que en su mente estaba cambiar la táctica, meter tres defensas atrás y ser lo más ofensivo posible. Pero ese sueño, ese deseo, se desvaneció con el siguiente cambio que fue al instante del primero. Benzema entraba al campo por Higuaín. El Real Madrid, que necesitaba mayor ofensividad arriba, se privaba de uno de sus delanteros para intentar meter 3 goles en apenas 20 minutos. Esta claro que Mourinho no sabe que no sólo en el fútbol, sino también en la vida, el riesgo es necesario si quieres llevar tus sueños y deseos a buen puerto.

Aun así, el Real Madrid consiguió transformar 2 goles, estos vinieron ya en los últimos 10 minutos de partido obra de Benzema y Sergio Ramos. Un Sergio Ramos que si que tiene el alma futbolística de los 70, los 80. Si que sabe lo que es ser un héroe en el campo y dejarse el cuerpo en el terreno de juego. Este tipo está hecho de otro material diferente al resto y realmente no se le puede poner ningún pero a su actuación. El resto del equipo, lo pongo en duda, y ni por asomo se me ocurrirá llamarles héroes, ni calificar el partido de anoche como épico.

Una eliminatoria de tal calibre dura 180 minutos de los cuales el Real Madrid creo verdadero peligro en los últimos 10 minutos de eliminatoria en donde tuvo su mayor efectividad. Los 170 minutos restantes fueron para el Dortmund que supo desplegar su fútbol, su personalidad y su carácter en el terreno de juego. Klopp le ganó la partida a Mourinho en el partido de ida y en el de vuelta. Si el Real Madrid hubiera transformado el 3-0 la eliminación del Dortmund se podría haber calificado como un accidente, ya que el mérito para estar en la final y el fútbol lo pusieron ellos. Por suerte para Klopp su trabajo tuvo su fruto y el 2-0 ha quedado como una mera anécdota para él y para el Dortmund. Para los madridistas, quizá para algunos, el partido de anoche quede como un recuerdo de una noche épica, de un partidazo, de unos héroes que se dejaron la piel en el campo y demás falsas ilusiones. Nada más allá de la realidad el Real Madrid no supo plantarse en esta eliminatoria y pagó las consecuencias. El fútbol, en gran medida suele ser justo y anoche, volvió a impartir justicia.

Categorías: Champions, Real Madrid

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