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Otra temporada más y ya son varias, nos encontramos al inefable Pepe, defensa brasileño nacionalizado portugués del Real Madrid. Cada año está más en el punto de mira de todos, los madridistas porque observan un jugador que las tiene todas para dejar con uno menos a su equipo y los demás por lo contrario, por su deseo de que el Madrid se quede con diez, y quien mejor para cumplirlo que el jugador portugués. Vamos a contaros porque es un jugador difícil de arbitrar:

Analicemos, no cabe duda,  que en el entreno debe ser un tipo simpático, bromista y profesional, pero cuando salta al partido oficial su profesionalismo roza un estado pasado de vueltas. El paso de los años me ha permitido conocer cientos de tipos de jugador, cada uno con sus virtudes, defectos y formas de llevarlo.

Para los árbitros de primera división, estoy seguro, aunque se puedan vanagloriar de lo contrario, es un jugador difícil. Pueden llegar a preguntarse de si es verdad que el tal Pepe pueda hacer tal burrada al comienzo de un partido o bien es que su forma de verlo les ha traicionado, es un jugador que te hace autoevaluarte constantemente como árbitro.

Físicamente, no cumple con el arquetipo de jugador metrosexual, imagen agresiva, rapado y no excesivamente agraciado, a la par de aquel enorme Gravesen que vino al Madrid, todo revoluciones, pero eso si, el portugués es mas jugón. Técnicamente no es un prodigio, es decir, no crea nada, eso si, destruyendo es un número uno en colocación, anticipación, velocidad y cabeceo. De ahí que el Madrid pagase lo que pagó por él.

Pero hay diversas situaciones de juego que no maneja bien los tiempos, cuando los rivales quieren sacar petróleo con alguna argucia, extrañamente permitidas en nuestra liga, se desquicia. Pierde la cabeza. Si le alejan el balón, si le simulan una falta, si se rien de él, en definitiva…no acepta nada, y eso le lleva a los muchos episodios que hemos vivido y todos sabéis.

Los gestos y caritas de desaprobación ante todas las decisiones de los árbitros tampoco le hacen ganar los posibles duelos psicológicos a 150 pulsaciones, amigo Pepe, encima que juegas al límite, te sugiero te ganes la simpatía arbitral.

Jugar al límite tiene su peligro, o bien sacas el balón en el último milímetro, o bien puedes dañar bastante a tus rivales, y si no los dañan, como hay auténticos especialistas en recepción de faltas que te tienen memorizado, se magnificará. Al final todo suma y de todo esto tienes el porqué de poseer la casi totalidad de papeletas para las tarjetas.

Dudo que Pepe cambie su juego, de hecho no lo necesita, es uno de los mejores centrales del mundo, pero debe serlo sin saltar a un campo con la inquietud de si terminará el partido, sobre todo en los partidos grandes donde es imperdonable no controlarte al 100%. No necesita ser guapo, ni hacer anuncios, ni preocuparse por las patadas, ni hacer entradas estéticamente bonitas para el slowmotion, vamos que no es Cannavaro. Simplemente controlarse, sin el balón en juego, ante provocaciones y ante entradas de dudoso aporte.

Los árbitros como siempre, tienen sus directrices, conocen a cada jugador y preparan sus partidos a conciencia, por lo tanto saben actuar y cortar estas cosas. Mourinho se queja por una cosa, porque no ha arbitrado nunca, pero Megía Dávila podía echar una manita y reconducir. Sé bueno Pepe.

Categorías: Árbitros, Real Madrid

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